miércoles, 9 de abril de 2008

LA X NACIONAL, el cine porno en España

Hasta hace poco España era uno de los tres países europeos que más porno consumía. Ahora es de los que más y mejor produce, convirtiendo a nuestra industria en cantera de estrellas de porno. Nacho Vidal, Toni Ribas, Sophie Evans o Celia Blanco son sólo algunos ejemplos.

Los datos nos dicen que durante los últimos 10 años el consumo de pornografía de los españoles se ha multiplicado por cinco. Lejos quedan ya aquellos primeros años en los que el cine porno era eso, cine. El 5 marzo de 1984 se abrían las primeras salas X en España. En el 87 eran más de 80, en el 95 menos de 16. Hoy, año 2005, en Madrid quedan dos. La tercera, en pleno casco histórico, acaba de ser desmantelada para xxx. El porno se ha convertido en un producto de consumo casero y solitario. Son gajes de un oficio que no pudo afrontar medidas como el impuesto del 30% de taquilla y la prohibición de publicitar las películas con fotos y carteles.

Pero no nos alarmemos. Este modelo de entretenimiento, conocido como cine para adultos en Estados Unidos, no está en crisis. Más bien todo lo contrario. Este año en España se han superado los 350 millones de euros de facturación. Y como en muchos países de Europa, el consumo se hace a través de dos canales. El primero, Internet. La red sirve para acceder a páginas de todo tipo de pornografía. El refrán moderno dice que sí existe, está en Internet. Ver y pagar. Esta es la única máxima que consiente uno de los mayores negocios del siglo. El segundo, los vídeo clubs especializados y los sex shops. Aunque Internet también ha ocupado este ámbito. Lo que hace unos días se presenta como un futuro cercano, el comercio electrónico, es ya casi un pasado. Ahora hasta las películas se pueden descargar sin salir de casa. Aunque para ello se tenga que mantener el ordenador conectado durante toda la noche. Es la industria del deseo, de la libido, la que satisface nuestros instintos, bajos, pero instintos al fin y al cabo. Y en esa industria, los españoles parecen haber entrado con buen pie.

Nace una industria
La casualidad hace que dos Franco sean los culpables de este despertar. El primero, Francisco Franco, el dictador, que prohibió todo lo que superase un mero beso de labios. Muerto éste sería otro Franco muy distinto, Jesús Franco, conocido entonces como Jess, el que abriría el camino a directores y productores como José María Ponce.

Otro buen ejemplo de esos primeros años es Antonio Marcos, singular productor, ex seminarista y actualmente director de X-Canal, que en los noventa se encargaba de la distribución: “Aquí las doblábamos, les hacíamos la carátula en español, etc. Pero me aburría. Hasta que unos amigos de Barcelona me animaron a producir. En 1991 hice mis primeras cuatro películas en Super 8. Cada una costó alrededor de 800.000 pesetas. En aquellos momentos nos costó mucho encontrar a la gente. De ahí salió Maria Bianco, ahora una veterana del género, que fue la que empezó a animar a otras chicas. Eran los días del comienzo del porno en España. Y yo me sentía muy contento de poder aportar eso a la sociedad”.

Ponce y la actriz Maria Bianco crearon escuela durante los noventa. Suyos son clásicos como Perras Callejeras y títulos similares en los que despuntaban ya promesas como Max Cortés, Sophie Evans, Nacho Vidal o Toni Ribas, convertidos hoy en auténticas porno stars. En esos años se encargaron también de poner en marcha el Festival de Cine Erótico de Barcelona (FICEB, del 5-9 de octubre de 2005), un evento humilde en origen pero que hoy en día es uno de los festivales más importantes del mundo. El festival sirve para promocionar títulos y entregar premios, pero también para que productores de todo el mundo intercambien ideas y estrellas. Los premios, aunque no fundamentales, tienen mucho prestigio. De hecho se les conoce con el nombre de los Oscar del porno y entre el jurado se encuentran expertos como el director y guionista Luis García Berlanga, fan acérrimo, como muchos otros, de todo lo que tenga que ver con el sexo.

El éxito del evento ha dado alas a muchos aficionados que han dado el salto al profesionalismo, aupados también por estrellas con ganas de dirigir sus propias películas. Así nos encontramos con casos como el de Conrad Son, un artista en su género, que busca llegar más allá en sus películas. O Eduard Bosch, un defensor de la improvisación y el juego intuitivo en los rodajes. Igual que para los actores convencionales el teatro es la escuela y la criba que decide quién vale y quién no, en el mundo del porno español, esa misma función la ha realizado la Sala Bagdad. Marcos lo explica así: “los actores llegaban de dos maneras: a algunos los buscábamos nosotros y otros venían directamente. Era gente que salía de los shows eróticos de la Sala Bagdad de Barcelona”.

Actores por delante, directores por detrás
Lo que en el cine convencional ocurre de vez en cuando, que la estrella se convierta en productor y director, en el cine porno parece ser la norma. Y nuestro país no es la excepción. María Bianco, actriz que también se pasó a la dirección junto a José María Ponce. Conrad Son, un original director que ha sido el primero en rodar cine porno en catalán. Y ahora, más recientemente, Sophie Evans y Toni Ribas (4 películas como director), pareja en la realidad y en la ficción, han montado su propia productora, al igual que Nacho Vidal (24 películas como director) o Max Cortés (4 películas como director). Aunque también hay excepciones: Tatiana Lies, más conocida ahora como Sandra Uve, una barcelonesa de 29 años que saltó de dibujante de cómic a directora.

Tendencias
El mejor lugar para medir hacia dónde va el porno es sin duda el Festival de Cine Erótico de Barcelona. A la primera edición acudieron 1.200 personas. El año pasado superaron con creces las 40.000. Allí, en La Farga de L’Hospitalet, se han intercambiado ideas y se ha especulado sobre los nuevos caminos de una industria que hoy por hoy tiene una salud de hierro (datos de consumo de EE.UU.). El presente ya ha dado a luz estilos que intentan revitalizar el género pero que al mismo tiempo chocan con tendencias más radicales. Por un lado encontramos proyectos como los de Sandra Uve, con películas dirigidas también al público femenino, cuyo máximo exponente, El perfume del deseo (de Angela Tiger), se estrenó hace un par de años en el FICEB.
La otra tendencia más activa es la del “gonzo”, un estilo que en España defienden y promueven Nacho Vidal y Max Cortés. Las claves de este subgénero son grabar con cámara en mano, sin apenas iluminación, llegando la mayoría de las veces a la improvisación. Lo importante es el realismo extremo, sin importar lugar ni tiempo. Rocco Sifredi, la pornostar por excelencia, los rueda sólo por placer, aunque hay quien lo acusa de excesiva rudeza machista. Aún así es innegable la influencia del gonzo en el cine convencional. Sólo tenemos que ver películas como Los idiotas, de Lars Von Trier, prácticamente un gonzo ligth que causó polémica allá donde se estrenó.
Al otro se encuentran directores como Antonio Marco, más partidario de un cine menos agresivo, más partidario de un modelo lúdico: “El problema del porno actual es que hay mucha demanda de cosas fuertes. Hay que dar cada vez más, ser más radical. Lo que más se vende hoy día es, por ejemplo, escenas donde se introduce el pene a la mujer en la boca hasta que vomita, y que esto se vea que vomita. Es sexo extremo y a nosotros en X-canal eso no nos gusta. Nos gusta producir cosas divertidas y también el porno doméstico”.

Pornografía y arte
Habrá quien piense que la pornografía y el arte son como agua y aceite, una mezcla impensable. La realidad nos demuestra que no. Las fotografías de Robert Mapplethorpe, un artista y fetichista, aficionado a retratar penes, verdaderos tratados de anatomía masculina en blanco y negro son considerados por muchos un ejemplo más de pornografía. Conservando estilos distintos, artistas como Helmut Newton o el español Alberto García Alix se han encargado de rescatar de la clandestinidad el componente pornográfico de la fotografía. El propio García Alix ha fotografiado más de una vez a actores de cine X.
En el cine, realizadores como Andrew Blake, también conocido como Paul Nevitt, han dado al cine porno una nueva dimensión. En sus casi 50 trabajos como director (Pin Ups, Pin Ups 2, París Secreto) se ha revelado como creador de auténticas joyas de un cine porno que apuesta claramente por los aspectos visuales y el cuidado estético de las escenas que rueda.

Aquí nos quedamos con propuestas como las de Antonio Marcos, productor y director crítico con el camino radical que está llevando la producción X. Quien quizá, buscando nuevos caminos, ha producido e impulsado el proyecto Pornopulsión, en el que involucraron a cuatro artistas de distintas ramas del arte para que expresaran en varios cortos, cargados de sexo, sus pensamientos. Los trabajos ya han pasado por varios centros de cultura, tales como el Círculo de Bellas Artes de Madrid o el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, etc...

Esos divertidos títulos
Aunque los títulos están ahí, a la vuelta de la esquina (no hay más que acudir a un sex shop para comprobarlo), en Internet nos hemos topado con un breve resumen que demuestra que el ingenio que le falta a los guiones se derrocha en los títulos. Ahí van unos cuantos ejemplos recopilados por Javier Vigara en un artículo al respecto: De inspiración cinéfila: Eduardo Manospenes, Sexy Academia de Policía, Pesadilla en Sex Streeet, Supergirl X, Por un puñado de polvos, Perras Callejeras, Con la leche al cuello, Nikita X, Gothi’X, Viernes 13 XX. Literarías: GermiAnal, Macbeht X. Ciencia Ficción: Polvos de otro planeta. Medicinales: Terapia Anal. Animales: Perras a cuatro patas, Más p… que las gallinas. De carretera: Violada por los moteros, Chicas Abs. Terror: Polvos diabólicos. Rimas y leyendas: Bajo el abeto, te la metó, En la playa sin toalla, Marranas con ganas. Adolescentes: Desfloración en el instituto, Desmadre en el internado, Cherry Poppers en el Instituto. Directas: Una rajita para dos o Un pito para tres (ambas de Jess Franco), Tragonas de esperma. Festeros: Pandilla X 3, La follera mayor.

Otras cosas, no tan divertidas
En abril de 2004 la industria del porno estadounidense echaba el freno. La razón no era otra que una de sus estrellas, Darren James, había desvelado que era portador del virus del VIH. Si tenemos en cuenta que un actor porno es capaz de rodar más de 10 películas al mes, el nivel del contagio puede alcanzar a casi toda la industria. Darren James, que se encontraba rodando en Brasil, contagió también a una de sus compañeras de reparto, Laura Roxy, y a partir de ahí el pánico. Todas las productoras cesaron los rodajes y se dieron un par de meses de margen para pruebas, reflexiones y publicación de las listas de actores y actrices que también se podrían haber contagiado. La Fundación Médica para la Industria Adulta (porno en EE.UU.), la que se encarga de realizar pruebas y controles antes, después y durante los rodajes, sabe que, aunque el condón debería ser obligatorio para todos, casi el 20 % de ellos no lo utilizan. El propio Nacho Vidal nunca ha sido partidario del preservativo, aunque a cambio, ha tenido el generoso detalle de donar los beneficios de su libro para la Fundación Antisida. Ahora parece que están más concienciados, aunque todos reconocen que las películas en las que se utiliza preservativo tienen menos éxito y producen rechazo.


Quién es quién en el porno*
(*páginas según google.com, 1 de febrero de 2004)

Sophie Evans (417.000*) y Toni Ribas (116.000*): Pareja artística durante mucho tiempo en el escenario y en la Sala Bagdad de Barcelona. Tanta intimidad les llevó hasta el matrimonio. Durante varios años sólo han trabajado juntos. Ahora, parece que también se reparten. Ella, 28 años, es una de las musas del actual porno artístico: alta, esbelta y estilizada, tiene uno de los mejores cuerpos. Ha rodado por todo el mundo. Él, 29 años, está a su altura en todos los sentidos. Como muchas estrellas, son ya productores y directores.



Max Cortés (168.000*): unos lo escriben con acento, otros sin él. 33 años, catalán. En su cine utiliza la agresividad, pero hablando demuestra que tiene las ideas muy muy claras. Destaca por su perilla afeitada a lo Joaquín Cortés, y, atención, por su culo.

Nacho Vidal (146.000*): 31 años y 25 centímetros que desvelamos en la entrevista de este mismo número. Legionario, pizzero, y apadrinado por Rocco. A algunas les da miedo. A otros morbo. Si no sabes quién es estás perdido. Y lo que es peor: si no lo averiguas después de leer este número, tiempo perdido.




Celia Blanco (107.000*): según David Barba, coautor de la biografía de Nacho Vidal, podría ser la número uno. Además de su cuerpo perfecto y su cabellera rubia se la puede distinguir porque siempre lleva las marcas del bikini en sus pechos. A algunos les gusta, a otros les molesta. Ella misma dice que es la que más trabaja porque se atreve con todo. Ha publicado un libro con el sugerente título de "Secretos de una pornostar"









Anastasia Mayo (38.700*): También conocida como Susana Plané. . Al igual que Nacho Vidal, también ha publicado un libro, "Los placeres de Anastasia", en el que cuenta, dicen quienes lo han leído que con pelos y señales, su pornobiografía (co-escrito con la periodista Anna García). Ha pasado por Crónicas Marcianas, no precisamente para hablar de su libro, que lo hizo, si no para ofrecer un striptease.






Bibian Norai (21.500*): Otra española (de Amposta, Tarragona), que además tiene página web propia. No es muy completa, pero tiene su gracia, como por ejemplo la biografía: “Bibian Norai estudió decoración e interiorismo, profesión que ejerció hasta toparse con el negocio del espectáculo erótico y el cine x… En noviembre de 2003 anunció su retirada como en la cúspide (nunca mejor dicho) de su carrera”. Ah, y ha trabajado con Pedro Temboury, el de Kárate a muerte en Torremolinos.


Andrés Fierro Novo. Publicado en la revista EVASIÓN nº 40, Febrero de 2005

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