martes, 15 de abril de 2008

FERNANDO TEJERO, el pescadero que ganó un Goya

Fernando Tejero, era, hasta hace unos años, un pescadero risueño y carismático capaz de convencer a las amas de casa de que sus lenguados eran los mejores de Madrid. Hoy, Fernando, no puede salir de casa sin que le saluden más de 20 veces al día. La culpa la tiene la televisión. Bueno, más que la televisión, una serie: AQUÍ NO HAY QUIEN VIVA (ANHQV). Gracias a su personaje de portero de finca, le conocen en toda España. Y en Córdoba, donde nació, no puede ni salir a la calle. Es esa cosa del cariño popular. Pero antes de la televisión, Fernando Tejero ya había ganado un Goya al Mejor Actor Secundario por su magnífico papel de despistado en LOS LUNES AL SOL (Fernando León, 2001). Después, ya en plena vorágine televisiva, llegó DÍAS DE FÚTBOL (David Serrano, 2002) , una película rodada mucho antes, pero que disparó su popularidad incipiente.

Y hoy Fernando Tejero, que no ha perdido ni su frescura ni su talante de pescadero, nos espera para una entrevista en la sede de Altafilms, la distribuidora de su última película, EL PENALTI MÁS LARGO DEL MUNDO (Roberto Santiago, 2005), una comedia en la que interpreta a otro Fernando, así se llama el protagonista, y en la que además también es portero, aunque esta vez de fútbol.

Te haces famoso haciendo de portero de finca y ahora otra vez de portero, pero de fútbol…¿casualidad?
Curiosamente la historia estaba escrita antes que la serie y antes que DÍAS DE FÚTBOL. Al principio el personaje tenía otra edad, y la productora quería a otro actor, entre otras cosas porque cuando Roberto dice que quiere que el Fernando de su película sea yo, a mí no me conoce ni dios. Y cuando me ofrecen la película hay algo mágico que pasa, que desde que Roberto empieza a hablar conmigo hasta dos meses después, Fernando Tejero se convierte en lo que es ahora, que no sé muy lo que es …

Un actor popular… Eso. Y entonces Tornasol, la productora, empieza a interesarse por mí para que haga yo la película. Pero el proyecto viene de hace tiempo. Empieza a asomar la cabeza este año, pero está escrita antes que la serie y antes que DÍAS DE FÚTBOL.

¿Y te vuelve a proponer hacer de portero? Al principio, a mí, quien me dice que me van a llamar para este proyecto es David Serrano, director de DÍAS DE FÚTBOL. Me dice, ‘te van a ofrecer otra cosa de fútbol’. Yo la verdad, pensé que iba a hacer de cualquier cosa antes que de futbolista. Pero me contó que era una comedia muy bonita, que era la historia de un portero de fútbol al que le pasaban cosas con un penalti de por medio, y me contó un poco así por encima, pero claro, mi sorpresa grande, grande fue cuando me dijo que lo que me ofrecía era el protagonista.

No lo sabías. No. Y cuando leí el guión me enamoré. Igual suena un poco a tópico, pero fue así. Ahora la verdad es que estoy en un momento buenísimo en el que hago lo que me apetece, y esta película me apetecía muchísimo hacerlo. Era muy difícil porque el personaje, curiosamente, se parece mucho a mí. No sólo porque se llame como yo, Fernando, o porque mi primera novia se llamaba Cecilia, como la protagonista de la película. Si no porque soy un tío de barrio, porque yo he trabajado toda mi vida en un supermercado, no en la charcutería, pero sí en la pescadería, y al protagonista también le pasa como a mí, que de la noche a la mañana le cambia toda la vida.

Después de ver la película uno tiene la sensación de que lo pasasteis en grande. No que va. Disfrutas porque es tú trabajo y te gusta, pero yo no sólo no lo he disfrutado sino que lo he llegado a pasar jodido porque… (y cuenta la anécdota más dolorosa del rodaje)… imagínate, agosto, cuarenta grados a la sombra, yo estaba al sol, debajo de la portería, porque todo lo del fútbol se rodó en pleno verano, en Madrid, en un campo de tierra, que ahí se concentra todo el calor y aquello era fuego puro. Pues llegué a ponerme enfermo de tanto tirarme, de tanto parar, me hice daño en un riñón. Me di con una piedra en el riñón que, empezó a joderme, a orinar sangre y al final tuvieron que operarme. Por eso digo (convencido) que de bien, nada. Hay momentos en los que disfrutas porque haces lo que te gusta, pero es un trabajo más. Te tiras 12 horas, te levantas tempranísimo, tienes que estudiar. O sea, que no es tan bonito como lo pintan. Para mi sí porque me gusta lo que hago.

Has trabajado con directores jóvenes ¿son los que mejor te entiendes? Hombre, no he trabajado con un director, digamos, mayor. De hecho yo creo que el más mayor ha sido Álex de la Iglesia, y no es mayor…(hace recuento en voz más baja)…David Serrano, Fernando León, Roberto Santiago, Pablo Berger… el más curtido Álex, pero que sigue siendo joven. Quizá por eso he tenido buena conexión con todos ellos, igual estamos en la misma onda, no sé. Cuando trabaje, si es que llego a hacerlo, con uno mayor, pues te comentaré, pero ahora mismo… Con Roberto, por ejemplo, me he entendido de puta madre, con Fernando León me entendí fenomenal, de hecho creo que no tardaré en trabajar con él, con David Serrano también. Con David había mucha confianza, porque él es amigo de Alberto Sanjuán, de Guillermo Toledo, de Ernesto Alterio, porque los conocía yo también del grupo de teatro Animalario, y entonces, a veces, el exceso de confianza en el trabajo no es bueno, y hubo algún rifi rafe… aunque estoy deseando trabajar con él. Hasta ahora he tenido la suerte de que con todos ha habido buen rollo.

Esta es tu primera película como protagonista, la primera en la que como quien dice estabas ‘sólo ante el peligro’, ¿tenías más miedo? Claro que sí. Y lo sigo teniendo porque todavía esto no ha hecho más que empezar, como digo yo ‘esto son las contracciones de un parto’, ahora queda parir la película todavía. Y a mi la crítica me ha tratado hasta ahora de puta madre, se me considera, yo creo, que un actor serio, pero estoy un poco viéndolas venir. Porque sé que al principio a la gente le gustas, tal y cual pascual, pero cuando estás ahí arriba hay gente a la que parece que le molesta que las cosas te vayan bien. Así que habrá alguien que me pegará el hachazo, que igual me merezco, pero bueno, creo que forma parte de esta profesión y hay que aprender de ello.

Ahora parece que sólo te ofrecen personajes del estilo de ANHQV ¿no te apetece algo diferente, algo así como un tipo malo, malo de verdad? Yo estoy encantado. Además, acabo de terminar un drama con Miguel Albaladejo, que se estrenará en septiembre y ahí hago de padre de El Pera, el protagonista…

Que se llama VOLANDO VOY. La misma. Ahí estoy muy diferente a todo lo que he hecho hasta ahora. Lo pasé mal porque el personaje era muy jodido y lo sufrí mucho, pero ha quedado bonito. Sí es verdad que el físico te lleva a determinados papeles, pero vamos yo tengo cara de malo, si me lo propongo. Miguel me decía que tengo cara de drama y él me ha permitido el primer drama de mi carrera. Pero te encasillan, aunque ahora intento que no sea así.

En esto de la popularidad, influye mucho que en la tele te vean 7 millones de personas todos los miércoles, mucho más que en el cine, que como mucho son 3 millones por una película al año. Siete con picos de 10 (puntualiza). Es lo que he dicho antes en otra entrevista: un actor es un actor, ya sea en cine, televisión o teatro. Lo que pasa es que…. y yo estoy encantado. Prefiero hacer esta serie a muchas comedias que se hacen actualmente en el cine español, porque he visto dos hace poco que eran infames, y no te voy a decir cuáles, pero eran infames. Además tampoco voy a estar toda la vida haciendo ANHQV, esto será una etapa y en cuánto empiece a aburrirme, que también se aburre uno de hacer siempre lo mismo, y en cuanto no me permita hacer cine o teatro pues a otra cosa mariposa.

¿Ha cambiado mucho tu vida con toda la popularidad que te ha dado la serie? ¿Tienes que salir camuflado, con gafas de sol, para que no te reconozcan? Eso es horroroso. Me niego a salir así porque yo no he utilizado nunca gafas de sol, y ahora encima, cuando me las pongo, con una gorra, porque alguna vez he tenido que salir con gafas y con una gorra a pasear el perro en hora punta, y lo he hecho y es una tontería porque luego encima está el que te mira y dice ‘mira al gilipollas este, va con gafas y con gorro’. Yo creo que no he cambiado, que sigo siendo el mismo: me sigo levantando con mis mismas neuras, con mis problemas, con mi misma alegría, con mi misma pena, y la fama y todo esto sé que es efímero que hoy lo tengo y mañana no. Y me lo tomo como tal. La gente es la que cree que tú has cambiado, porque si noto que gente de mí alrededor me llaman de forma diferente, o les cuesta llamarme, entonces el problema está en ellos, que son los que endiosan o no. En lo único que cambias es en que a veces tienes que ser un poco hipócrita, porque hay días que salgo como el culo y te dicen que eres el mejor y tienes que fingir una sonrisa, aunque estés jodido por dentro. En eso sí he cambiado.

En Córdoba eres un ídolo, el abanderado de la ciudad. Allí si que no puedo salir a la calle. Es muy triste, pero muy bonito a la vez. Porque allí me conocen… en Madrid la gente está más acostumbrada, auque comentan y te paran, pero son menos. Pero en Córdoba he salido a pasear al perro y me he tenido que dar la vuelta a los cinco minutos porque, claro, no puedes ir contándole tu vida o que la gente te la cuente.

Al final se te enfada el perro. Claro, el perro se cabrea, porque él no lo entiende, y piensa, ‘menudo paseo’.

Y qué proyectos tienes entre manos. La de Albaladejo, que ya está terminada y está pendiente de estreno, y luego me voy este verano a Barcelona a rodar con Joaquín Oristrell.

Otra comedia. Sí, pero son tres protagonistas y es una especie de comedia italiana, agridulce. A mi me toca hacer de ciego y el personaje es simpático pero no busca la risa. Es una comedia con trasfondo, trata el problema de la minusvalía y se ríe, hace que los minusválidos se rían de sus propias minusvalías. Y como he hecho un drama (VOLANDO VOY) pues tocaba una comedia. Vamos que las cosas me están viniendo como yo quería.

Son los favores recibidos por los prestados de un tipo humilde que ha cambiado de vida, pero que mantiene la cabeza en su sitio. Se levanta, saluda como uno más y, mientras se despide, quedamos en que le pasaremos la revista el día del estreno. Como a los toreros, que Dios reparta suerte, tanta como la que ya le ha llegado a Fernando Tejero.

Andrés Fierro. Publicado en EVASIÓN, en abril de 2005.

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