lunes, 14 de abril de 2008

El APOCALYPTO de Mel Gibson

Mel Gibson siempre se ha sentido atraído por las mayores, más audaces e imperecederas historias. Buena prueba de ellos son sus dos películas anteriores, BRAVEHEART y LA PASIÓN. Por eso, de él, nunca podremos esperar una sencilla comedia romántica. Si no más bien todo lo contrario. Es decir algo tan épico y arriesgado como APOCYALYPTO…

El relato de esta epopeya nos lleva hasta los últimos días de los reinos mayas, hace 500 años. Allí, una pequeña (y boyante) tribu de cazadores, es reducida por un grupo de salvajes soldados. Sólo los más fuertes serán conducidos hasta el corazón de la civilización, una sociedad en la que, según su visión, un grupo de fanáticos reyes y líderes religiosos descerebrados se dedican a combatir las plagas y el hambre a golpe de sangrientos sacrificios. La película, que ha sido criticada duramente por historiadores guatemaltecos, es como su nombre indica, apocalíptica y más sangrienta aún incluso que la PASIÓN.



Además de esa pretendida comparación, y una vez pertrechados para eludir la sangre, en la película impera la aventura por encima del resto. La mayor y mejor parte se la lleva la persecución a la que es sometida el protagonista, y que Gibson ha rodado de forma magistral, convirtiendo la acción en la selva en la auténtica protagonista de la historia…

MEL GIBSON: “La película es cinética. Se mueve constantemente. Todo se mueve. Cada plano se mueve. Y cada persona dentro del plano también se mueve, incluso en las escenas de alta velocidad…”

Le añade todavía más realismo, un grupo de actores desconocidos, su protagonista, Rudy Youngblood, debuta en el cine, todos maquillados, tatuados y vestidos, o más bien desvestidos, y a los que el director, como ya nos tiene acostumbrados, ha obligado a hablar en algo parecido al antiguo maya…

40 millones de presupuesto, la mayoría gastados en reconstruir prácticamente todos los decorados, que ya se han recuperado tan sólo con la taquilla norteamericana. Razón más que suficiente para que Gibson ponga en marcha su nuevo proyecto: la vida del padre Kino, un jesuita que evangelizó México. Lo mejor es que entre los protas estarán Antonio Banderas y Penélope Cruz.

Texto del reportaje emitido en DCINE en enero de 2007.

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